Paul Burke: “Reunir a un grupo de artistas era como hacer una fiesta”

Con el único e inevitable fin de que su trabajo vea la luz, los artistas/autores muchas veces deben pactar con ejecutivos o empresarios inescrupulosos cuyo escaso conocimiento e interés en el arte es inversamente proporcional al que poseen con respecto al constante incremento de sus ganancias. Esto no sucede cuando el que lleva las riendas es un emprendedor apasionado por el arte y la cultura popular. Es el caso del editor Paul Burke, quien desde hace más de cuarenta años no solo sigue priorizando la calidad a la cantidad, sino que además siempre ha buscado trasladar el componente lúdico del arte a su propio trabajo.
En los 80, como fundador y presidente de Stabur Graphics, una compañía especializada en la publicación de estampas de edición limitada de importantes ilustradores y caricaturistas como Will Elder, Kelly Freas y Jean “Moebius” Giraud, Burke impulsó con ahínco el binomio arte/cultura popular. Su persistente empeño lo llevó lo suficientemente lejos para darle forma a un proyecto que constituyó todo un hito en el arte gráfico: “Voice for Children” (1986), una obra colaborativa donde participaron algunos de los artistas más relevantes de la época. Importantes creadores como Charles M. Schulz (“Snoopy”), Stan Lee (“Spider-Man”), Walter Lantz (“El Pájaro Loco”), Hank Ketcham (“Daniel, el travieso”), Jim Davis (“Garfield”), y Sergio Aragonés (“Mad”), entre muchos otros, contribuyeron con sus personajes más icónicos. El resultado final fue una gran orquesta dibujada, que luego se comercializó en forma de estampa con el propósito de recaudar fondos para la Liga de Bienestar Infantil de América (Child Welfare League of America). La obra ideada por Burke bien podría haber ostentado un lugar en el “El libro Guinness de los récords” ya que constituyó la mayor colaboración entre artistas del mundo del cómic, incluyó la primera aparición en conjunto de personajes de Walt Disney (dibujados por Jack Hannah) y Walter Lantz, y su realización demandó un insólito número de licencias. Aún así, la consolidación definitiva durante la primera etapa de su carrera llegó un año después cuando le dio vida a su editorial Stabur Press, responsable de lanzar al mercado libros de destacados artistas norteamericanos como “Some of My Good Stuff” de Jack Davis, “The King of Pin-Up Art” de Earl MacPherson, o los dedicados a “The Rocky Horror Picture Show” de Sal Piro (Burke incluso estuvo involucrado en organizar las fiestas de aniversario de la película).
A comienzos de los 90, con la incorporación de Stabur Corporation al negocio del video hogareño, el cada vez más atareado editor produjo la serie documental “The Comic Book Greats” (1991), concebida por su amigo Stan Lee, quien en cada episodio se encargó de entrevistar a los mayores dibujantes de historietas del momento. Entre ellos, Todd McFarlane (creador de “Spawn”), con el que Burke inició una nueva relación profesional, como cofundador y CEO de McFarlane Toys, la compañía que revolucionó el mercado de figuras de acción. Al mismo tiempo, le dio un nuevo giro a su antigua editorial Stabur, al fusionarla con Caliber Comics, una de las principales en su campo, que pertenecía al escritor Gary Reed. Juntos además, decidieron explorar un nuevo mercado al crear en 2014, Deadworld Zombie Soda, una gaseosa inspirada en el cómic para el que Reed había escrito en los 80. Las originales campañas publicitarias con actores disfrazados como muertos vivos y escondidos en las tiendas le añadió al proyecto la cuota de entretenimiento necesaria.  Luego de un período donde conquistó con éxito nuevos horizontes creativos (cofundó una compañía de diseño y fabricación de automóviles), en 2017 regresó a su antiguo rol como editor de libros y estampas, gracias a su nuevo emprendimiento, Asylum Publications.
Para un hombre que ha dedicado su vida a complacer tanto a artistas, como a coleccionistas y fanáticos del arte gráfico alrededor del mundo, no resulta llamativo que los primeros lanzamientos de su más reciente editorial sean libros dedicados a recorrer la historia (a través de fotografías y testimonios) de sus antiguas empresas. Para algunos podría tratarse de un merecido autotributo, aunque es más bien la constancia de un trabajo bien hecho. Para otros, esto solamente indicaría la coda lógica de su carrera pero lo cierto es que mientras su trabajo siga siendo objeto de celebración, no hay motivos para cambiar de anfitrión.

¿En qué consistió tu participación en el negocio de la música a comienzos de los 80? 

En 1979 vendí una producción teatral a Bill Aucoin, el manager de Kiss. Luego trabajé para él en Nueva York durante aproximadamente dos meses y más tarde con Arnie Silver y John Apostle representando a Gary US Bonds y algunos otros grupos importantes. Al mismo tiempo, formé Stabur Corporation (Stabur Music) con Rick Stawinski en Detroit produciendo bandas sonoras industriales y artistas emergentes. Si bien las dos compañías estaban separadas, trabajaron juntas y estuvieron a cargo de la carrera de bastantes artistas. Además, se encargaron de la producción ejecutiva, junto a Rick Kerr, de la canción principal de la secuela de Animal House, “Class Reunion”.
Durante el período que abarca desde 1981 a 1985, Stabur trabajó con Joe Gibson de Nationwide Sound Distributors (NSD) en Nashville formando Can-Am Music Corporation en Toronto, desarrollando nuestras editoriales subsidiarias extranjeras. Can-Am también administró las publicaciones musicales para un pequeño grupo de editores y compositores de música con el fin de obtener pagos para transmisiones y representaciones teatrales. Los largometrajes de Evil Dead son algunas de las películas que representamos.

Estuviste detrás de la fundación de algunas editoriales importantes. ¿Cuáles son las cualidades que debe tener un autor o artista para que su trabajo sea publicado?

Trabajé y sigo trabajando principalmente con artistas de renombre para la cultura popular. Con mi definición de “cultura popular” me refiero a un grupo de fanáticos interesados principalmente en un tema, ya sea Disney, humor, zombis, etc. Luego creo un producto o el artista crea un libro basado en un artículo cultural  popular y único. La fuerza del artista y/o la popularidad del producto/libro y la promoción impulsan las ventas. Hay cientos de grandes artistas/autores que pasan desapercibidos y desearía tener la experiencia y el conocimiento del mercado especializado para trabajar con ellos. Mi difunto socio, Gary Reed, tenía el conocimiento para ingresar a muchos de los mercados que yo no conocía.

¿Cómo fue el proceso creativo detrás de la estampa de edición limitada Voice for Children (1986)? ¿Cuál fue la mayor dificultad que tuviste para reunir a tantos grandes artistas?

Unos años después de iniciar mi negocio de publicaciones impresas (Stabur Graphics), la Child Welfare League se acercó a mí para comercializar su estampa. Stabur Graphics era líder en “las bellas artes de los dibujos animados”. Sentí que su impresión era deprimente y no tenía mercado. Me ofrecí como voluntario para producir una obra de arte original para ellos.
Trabajé con aproximadamente cincuenta de los mejores dibujantes del sindicato (Mort Walker, Charles Schultz, Johnny Hart, etc.), los fundadores de MAD Magazine (Harvey Kurtzman, Jack Davis, Will Elder, etc.), algunos artistas de ciencia ficción, National Lampoon (BK Taylor) y otros (Walter Lantz). Bruce Hamilton de Another Rainbow Publishing nos consiguió a los artistas de Disney. No tenía idea sobre qué podía esperar al finalizar la obra de arte, pero pedí y recibí el patrocinio de Federal Express y Whatman Paper, además del permiso de los sindicatos y los titulares de los derechos de autor.
Una vez que obtuve la autorización, envié una sola hoja de papel a cada artista, uno a la vez, y dibujaron sus personajes interpretando a los otros que estaban en la obra. El original realizó unos cuarenta vuelos que cubrían aproximadamente 170.000 millas. Cuando los 69 artistas completaron sus dibujos, le pregunté a Jack Davis si podía unir a los personajes y crear un tema. Jack dibujó el decorado del fondo. No fue difícil involucrar a los artistas, eran un grupo cercano de creadores y apoyaban el proyecto de cualquier forma que pudieran.
Luego importamos el papel de Whatman e imprimimos copias de edición limitada con las firmas y sin ellas. Después comencé a enviar las impresiones a algunos dibujantes para que las firmasen, esto resultó incómodo y lento. Más tarde hice los arreglos para hacer algunos viajes por todo el país, conduciendo de artista a artista o hacia un grupo de ellos, llevando las estampas para que las firmasen. Me llevó mucho tiempo, pero viajé con mi familia y amigos y tuvimos una serie de vacaciones prolongadas. Reunir a un grupo de artistas era como hacer una fiesta (y frecuentemente lo era).
Para tu información, tuve que hablar en una cena con más de 150 senadores y congresistas en Washington, DC sobre el proyecto y el dibujante Mort Drucker preguntó por qué no publicaba libros para todos. Le dije que no podía pagarlo y Walter Oltersdorf se ofreció a financiar la editorial de libros (Stabur Press).

¿De qué se trata tu nueva estampa Creatures for a Cure (2019)? ¿Cómo seleccionaste a los artistas?

Creatures for a Cure es una jam original de artistas mucho más pequeña que utiliza a la mayoría de los que participaron en la creación de etiquetas y arte para la marca DeadWorld Zombie Soda. Esta obra presenta a 20 de los mejores artistas de terror y celebridades del Medio Oeste y fue creada para generar conciencia sobre la fibrosis quística infantil. Produje 95 impresiones de edición limitada firmadas a mano.

¿Cómo fue trabajar con Stan Lee? ¿Cómo creés que la serie documental The Comic Book Greats contribuyó a su legado?

Stan Lee fue un compañero ideal y un amigo personal. Aprendí mucho sobre la producción de televisión cuando hicimos The Comic Book Greats. La serie tuvo éxito y generó otras oportunidades. No creo que su impacto pueda sumarse a su legado, como creador de personajes de cómics, Stan se sostiene solo. Sin embargo, la serie es un ejemplo de su encanto e inteligencia con respecto a sus colegas creadores y su conocimiento de la industria.

The Comic Book Greats (1992)

¿Cuándo pensás que un objeto de la cultura popular puede considerarse una obra de arte?

Esa es una pregunta difícil de responder. Cualquier obra artística basada en un tema popular puede considerarse temática. Es la perspectiva de la misma lo que la hace aceptable para los coleccionistas. No todas las obras de la cultura popular son arte ilustrado. McFarlane Toys y otros producen figuras de acción tan detalladas que se consideran arte.
Cuando Ken Grant y yo estábamos a cargo de la compañía de diseño automotriz, Blue Fusion/Blue Dot Design (una empresa de Ford Motor Tier One) en 2001/2003, creamos una Ford Expedition para Shaquille O’Neal, el jugador de básquetbol de LA Lakers. Personalizamos el vehículo produciendo diferentes partes de carrocería e interior y lo llamamos “Shaqmobile”. Cuando terminamos, Shaq quedó impresionado y quiso tener una conferencia de prensa cuando se lo entregamos en Los Ángeles. Ford y muchos otros ejecutivos de la compañía acudieron al evento para ver el vehículo. Al final del día, Nestlé había obtenido el Shaqmobile para regalar en una promoción de barras de chocolate Nestlé Crunch de 10 millones y Ford recibió la misma cantidad en impresiones del producto.

¿Cuál fue el motivo que te llevo a describir tus experiencias en McFarlane Toys en el libro “The Early Days of McFarlane Toys: The Action Behind the Figures”?

Me retiré por primera vez en 2000 debido a una enfermedad grave y no pude viajar ni desenvolverme como necesitaba. En 2018, uno de mis socios que dirigía marketing en Japón envió un mensaje de texto para ponerse al día con los eventos, pensó que me había enfermado nuevamente y le escribió a todos mis asociados y miembros del equipo para avisarles. No lo estaba, sin embargo, la gente empezó a enviarme fotos de juguetes divertidos que hacíamos a medida, de eventos, salas de exposición y lugares de todo el mundo que visitamos. Lo que comenzó como un plan para publicar un pequeño volumen sobre juguetes divertidos se convirtió en uno mucho más grande a medida que aparecían más fotografías e historias. El libro captura la secuencia de eventos desde el inicio de la empresa y continúa a medida que las líneas de juguetes fueron creciendo a lo largo de los años. En realidad se trata del esfuerzo de muchos ex ejecutivos de McFarlane e incluso incorporamos a Steve Gouge, un importante coleccionista de Spawn, para coordinar y diseñarlo.

¿Cómo se te ocurrió la idea de crear la gaseosa “DeadWorld Zombie? ¿Cuál creés que ha sido la estrategia de marketing más eficaz para promocionarla?

En 2014, fui asesor de una empresa de redes sociales y de varias instituciones financieras. Un día me pidieron que visitara una planta embotelladora de bebidas para evaluar “cómo funcionaban”. Bill Martin, el presidente retirado de McFarlane Toys estaba en la ciudad, así que le pedí que viniera conmigo, almorzaríamos después y él podría regresar a Florida. Mientras caminábamos por la planta embotelladora con el propietario, Bill mencionó: “Si hubieras sabido cómo funcionaba esto, habrías fabricado y vendido un millón de botellas de gaseosas Spawn”. Almorzamos y él se fue a Florida. Hablé con mi viejo socio comercial, Gary Reed, le mencioné lo que había dicho Bill y Gary dijo que ya teníamos los derechos de “DeadWorld”, uno de los primeros cómics de zombies clásicos (de los años 80) y que deberíamos producir una línea de DeadWorld Zombie Soda porque no habíamos fabricado físicamente ningún producto en 15 años y sería divertido.
Organicé una asociación que incluía al embotellador que había visitado y a un distribuidor para llevar 300 cajas de 12 sabores. Gary dispuso que 40 artistas diseñaran las etiquetas y el material de promoción y pasamos un año desarrollando los sabores, los paquetes de cuatro, chapitas (tapas de botellas), materiales de colección y promoción.
Cuando finalmente embotellamos la bebida, teníamos 768 variaciones diferentes. Luego decidimos organizar un evento de lanzamiento en un resort e invitamos a todos los artistas, sus familias, amigos y a la prensa para entregarles las gaseosas con sus etiquetas en las botellas. Asistieron más de 100 personas. Teníamos aproximadamente 50 cajas extra, así que abrimos las puertas al público y a todos les encantó. Mi hija, Janelle Powers, nos dijo a Gary y a mí que hacía varios años que no manejábamos una empresa que fabricara productos, y que dejaría su trabajo para dirigir el negocio. Decidimos crear Caprice Brands (DeadWorld Zombie Soda). La empresa tuvo mucho éxito en los años siguientes gracias a Janelle y Eric Reichert. Nuestra venta a partir de la distribución inicial fracasó, por lo que comenzamos a vender tienda por tienda y luego a distribuidores de todo el mundo. Hicimos que las casas embrujadas locales impulsaran las bebidas y nuestras promociones presentaban a zombis ofreciendo muestras.

¿En qué se diferencia Asylum Publications de tu antigua editorial Stabur?

Stabur Press y sus empresas hermanas Caliber Comics, Penthouse Books y Laughter Publications (revistas) eran editoriales tradicionales. Tuvimos tiradas de entre 5.000 y 100.000 libros y utilizamos distribuidores y minoristas tradicionales para vender los ejemplares.
Asylum Publications se creó para publicar y comercializar libros especializados basados en las empresas que cofundé a lo largo de los años con la intención de documentar mi vida con fotografías. El libro “DeadWorld Zombie Soda” se publicó principalmente para agradecer a los cientos de actores de personajes de todo el mundo que hicieron de zombis para nosotros, las bandas que nos promocionaron, los minoristas que vendieron nuestros productos, etc. 
El libro sobre McFarlane Toys se originó con el fin de documentar los inicios de la empresa. La gran creatividad que Todd y el equipo lograron al concebir un nuevo estándar alto en figuras de acción, recorridos en furgoneta, películas y viajes. Principalmente, fue hecho para el equipo. Los empleados de todo el mundo hicieron de esta una de las empresas más emocionantes de las que se podía formar parte y contribuyeron día a día sin problemas para lograr nuevos objetivos. Me hicieron quedar bien.
Una vez que ambos fueron lanzados, antiguos asociados surgieron de la nada con nuevas ideas y decidí ayudarlos a ellos y a varios artistas a publicar más libros y grabados. Regresé a los 80 con sencillez. Descubrí que el mercado minorista es plano con altos rendimientos, el de libros electrónicos no es aceptable para los de arte, aquellos impresos bajo demanda son valiosos para las ventas en el extranjero (con envío gratuito) pero para los de arte la calidad del papel es inferior al estándar.
Aproveché la publicación de estas ediciones a través de Asylum para venderlas principalmente por vía directa a los consumidores a un precio de tapa bajo y de alta calidad y compartir los beneficios con los autores/artistas. No llegaré a la lista de los más vendidos del New York Times, pero no me devolverán miles de ejemplares dañados de los distribuidores.

Bob Guccione y Paul Burke

¿Qué fue lo más importante que aprendiste trabajando con figuras tan importantes y diferentes como el artista Jack Faragasso, el dibujante Jack Davies y el fotógrafo y fundador de Penthouse, Bob Guccione?

Lo que aprendí de los numerosos mentores y socios que he tenido durante los últimos 40 años es tener integridad. El negocio va bien el 99% del tiempo, el otro 1% puede ser extremadamente frustrante. Tu integridad permite que otros te ayuden en tiempos difíciles y, a menudo, conduce a nuevas oportunidades.
La calidad es otra parte muy importante de los negocios. Bob Guccione me pidió que publicara Penthouse Books debido a la calidad que Bruce Hamilton logró con Another Rainbow Publishing.
La calidad de nuestras piezas de repuesto para automóviles diseñadas por Ken Grant nos otorgó el estatus de Nivel Uno con Ford Motor Company. McFarlane Toys se creó para producir las mejores figuras de acción del mercado y logramos ese objetivo.
Lou Adler (Rocky Horror) me enseñó a prestar atención a los detalles más pequeños y a tener en cuenta las demandas del consumidor. Los artistas me enseñaron que el arte es subjetivo. A algunas personas les gusta la obra de ciertos creadores y a otras no. Ellos simplemente dibujaron para sus fans. Si los apoyaste, van a hacer todo lo posible para devolverte el apoyo. Esas fueron amistades que duraron años, incluso cuando dejé el negocio.

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