Angie Bowie: “Quería ir a lugares donde no había reglas”

Durante algunos años, en la estéticamente innovadora década del 70, parte de la juventud decidió fijar sus ojos en Mary Angela Barnett, la mujer que estaba casada con la flamante estrella de rock, David Bowie. Conocida desde entonces como Angie Bowie, los fanáticos más enfervorizados de su marido la consideraron un modelo a seguir. No era para menos, su transgresor look andrógino resultaba una patada para la sociedad conservadora de la Inglaterra pre-punk, y pronto marcó tendencia en la escena glam. A tal punto que contaba con su propio club de fans, era invitada frecuente a los programas de televisión más populares de su época, e incluso un mito urbano afirmaba que los Rolling Stones habían escrito una canción en su nombre. Aún así, para muchos, su mayor logro no era la creación de un estilo propio sino el haber cumplido un rol fundamental en el cambio de imagen de su marido. Antes de que David Bowie adoptara la androginia como una de sus marcas características, su look se asemejaba al de un cantante de folk tradicional. Su mujer formó parte de una de las transformaciones estéticas más notables del siglo pasado. Su gran inventiva dejó para siempre una huella al sugerir y efectuar el cambio de peinado, elegir y comprar el vestuario, coser los disfraces, y ocuparse de la cuestión publicitaria. Esto sucedió al mismo tiempo en que David Bowie le daba vida a su alter-ego, Ziggy Stardust, con el que rompió todos los esquemas establecidos y produjo una revolución en el rock, tanto a nivel visual como musical.
En 1980, luego de diez años de matrimonio, un hijo (el director de cine Duncan Jones) y unas cuantas obras maestras en forma de discos, en los que Angie Bowie participó aportando ideas o inspirando canciones, deciden divorciarse. Ambos seguirían adelante con sus respectivas carreras artísticas pero sus caminos ya no volverían a cruzarse. En su libro autobiográfico de 1992, Backstage Passes: Life On the Wild Side with David Bowie, ella se sincera: “Le di a David los mejores años de mi vida”. Sin embargo, cuarenta años después de aquella ruptura sentimental y profesional, dicha afirmación no le hace del todo justicia a una lograda trayectoria en la que pudo desarrollar con éxito múltiples facetas creativas. A su ya experimentada profesión como actriz, cantante y performer, añadió su trabajo de escritora, una actividad que en los últimos años se ha vuelto la más prolífica de su carrera. Con libros como Lipstick Legends (2012), POP.SEX (2014), Cat-Astrophe (2014), y Fancy Footwork (2015) Angie Bowie ha demostrado su capacidad para abordar diferentes temas como el rock de los 70 y el estudio de la sexualidad, y géneros tan diversos como la poesía y los cuentos infantiles. Actualmente, sigue extendiendo su legado como autora ya que se encuentra preparando nuevos libros junto a su colaborador, el artista visual Rick Hunt. Además, en las últimas décadas pudo combinar su trabajo artístico con el activismo. En 2009 fundó AidsBeGone, un proyecto multidisciplinar con el que recaudó fondos destinados a organizaciones benéficas que luchan contra el sida, con el fin de encontrar una vacuna que erradique el virus.
Angie Bowie ha demostrado que para progresar es indispensable reinventarse, y que sin la necesidad de alcanzar grados altos de masividad, su espíritu inquieto es propio de una verdadera estrella. Seguramente David Bowie fue el primero en darse cuenta de esto, ya que usó ese término para definirla en la canción que le dedicó, “The Prettiest Star”, de su álbum Aladdin Sane (1973).
Sumergirse en la vida y obra de esta artista norteamericana nacida en Chipre es la rectificación de que la personalidad camaleónica con la que siempre se lo identificó a su antiguo marido es en realidad el rasgo más concluyente de la idiosincrasia de los Bowie.

¿Cuándo empezaste a escribir poesía y cuáles son tus influencias?

Empecé a los doce o trece años. Mi padre me leía antes de dormir: poesía cómica como “Archy and Mehitabel” de Don Marquis y versos serios e inspiradores como “If” de Rudyard Kipling y “The Ballad Of Reading Goal” de Oscar Wilde. Durante mi educación secundaria descubrí en “Literatura Inglesa” algunos poetas fascinantes de principios del siglo XX con mensajes sociales como Wilfred Owen. Disfruté probando estructuras de poesía estándar, sonetos, haiku, limericks, pentámetro yámbico, baladas, epopeyas, letras y estrofas.
Pronto descubrí que quería ir a lugares donde no había reglas. Mi imaginación se vio estimulada por haber nacido en Chipre, viajar a Europa cada tres años y luego cruzar América en coche. Eso da una perspectiva de un planeta en movimiento y de noticias que suceden en el lugar adonde estás.
La poesía y la literatura clásica abundaban en St. George, tanto en inglés como en francés, por lo que una tenía la oportunidad de familiarizarse con muchos poetas y sus especialidades. Después de pasar las Pascuas en Londres desde 1959 a 1966, disfruté de Kahlil Gibran. Fui introducida en la escena de poesía de Nueva York en 1966, era fan de los Fugs y los veía en vivo durante el fin de semana en Nueva York, lejos del Connecticut College for Women. También era fan de Frank Zappa, The Doors, The Velvet Underground y de E.E. Cummings y 1001 Nights (“Las mil y una noches”). Mi padre me enseñó que la literatura y la poesía pueden elevar al hombre común para que llegue a verbalizar emociones complejas y deseos, permitiendo que el arte integre la confusión humana y proporcione explicaciones al cambio cultural.

¿Creés que mantener el apellido Bowie te ha traído muchas complicaciones como artista?

¡Sí y no! ¿Podés adivinar que soy de Libra?
Mantener el apellido Bowie fue una lucha por el reconocimiento de mi contribución al desarrollo de David como artista. Durante ese período grabamos once álbumes en ocho años y los promocionamos y respaldamos, así que logramos mucho. Con la disolución de nuestra sociedad, David trató de usar los conceptos legales de los matrimonios tradicionales como escudo para evitar pagarme por mi trabajo creativo en su período de diez años más radiante. El matrimonio era un aspecto, pero la sociedad comercial era lo que habíamos acordado antes de que el matrimonio fuera un componente romántico del trato.
Me costó encontrar trabajo porque la industria del entretenimiento estaba cautivada con David y le fue muy fácil promover la típica imagen de una socia resentida. Se negó a darme crédito o a pagarme por mi trabajo, y tuve que encontrar otra forma de cobrarme. Así que eso hice y decidí mantener el apellido. Ahora, como podés ver, reuní a todos mis Personae como Mary Angela Bowie Barnett.

¿Podés recordar algún momento específico durante el período del glam rock que se haya quedado grabado en tu memoria?

Hubo algunos momentos: 1) Monsummano Terme (1969), el festival de la canción italiana. 2) El Free Festival (1969) en Beckenham. 3) Ir a ver a Elvis Presley en el Madison Square Garden cuando firmamos con RCA. 4) Las primeras sesiones de fotos con Terry O’Neill (1972) para promocionar a David y luego a Ruth Ellis, la última mujer en ser ahorcada en el Reino Unido; Undine, donde interpreté al príncipe Huldebrand y la ninfa del agua Undine; Wonder Woman, Daredevil y Black Widow: cuando Stan Lee me dio los derechos de la película y la televisión durante un año después de que hice la prueba de pantalla de Wonder Woman. Mi idea era darle a la gente de NBC una razón para ponerme en Johnny Carson con la intención de promover el especial de NBC de David, Wolfman Jack’s Midnight Special, que hicimos desde Londres en el Marquee. 5) Cuando me presentaron como Angie Bowie ante las 14 millones de personas que vieron el programa de Johnny Carson. Estuve allí para promocionar el especial de medianoche que siguió al programa de Johnny Carson en NBC US. 6) La sesión de fotos de las colecciones de París. 7) La gira promocional con Dana Gillespie de su álbum Weren’t Born a Man, coproducido por Bowie y Ronson. 8) Cuando David anuncia en el Hammersmith Odeon que no volverá a tocar con The Spiders from Mars. 9) El momento en que tuve que volar desde Los Ángeles a Suiza y conseguir la residencia para que David pudiera quedarse con parte del dinero que estaba ganando cuando el gobierno británico se abalanzó para cobrar sus enormes comisiones / impuestos. Misión cumplida, gracias Angie.

¿Cómo reaccionaba la gente a tu look andrógino en los 70?

Supongo que fue bastante atractivo ya que siempre promocioné y modelé nuestra imagen y la última tendencia atrevida a nivel internacional, tanto en periódicos como en sesiones de fotos. Ambos pretendíamos atraer a todos los humanos.

¿Cómo ayudaste a crear el look de Lou Reed en Transformer?

Pasé tiempo con Lou, y sus invitados y amigos especiales, los nuevos mejores amigos de su hermano y su hermana, que creo que eran de Holanda. Organicé y supervisé la compra de la ropa, arreglé su cabello y maquillaje y actué como estilista durante la sesión de fotos del álbum. Fue muy divertido, ya que estaba entusiasmada con las mezclas del álbum de Lou. David y Ronno sonreían ampliamente. La portada del álbum fue para agradar a su gran cantidad de seguidores desde The Velvet Underground y abrir una puerta a su increíble composición de canciones y poesía que encarnó Transformer. Fue un trabajo bien hecho.

David Bowie fue un artista transgresor, tanto por su música como por su look. ¿Qué creés que debería tener un artista hoy para generar ese mismo impacto en la sociedad?

¡Esa pregunta requiere que escriba otro libro para responderla! ¡Buena idea por cierto!

¿Cuál de tus libros biográficos fue el más difícil de escribir? ¿Cuál creés que es la mayor contribución que han hecho a la bibliografía del rock?

Hablar de una misma es como una terapia, por lo que compartir tu visión del mundo con un biógrafo, tal como te sucedió, nunca es fácil. Es tu propia experiencia, te pertenece. El problema de decir la verdad es que muchas personas no quieren que se revelen las verdaderas razones de sus acciones. Backstage Passes fue, por lejos, el más difícil.

¿Cómo surgió la editorial Whamco Publishing? ¿Qué libros planeás lanzar en el futuro?

Whamco Publishing fue el resultado de una diferencia de opinión con un editor sobre un libro al que llamaron “When the Boys Became Girls”. Tuve una idea diferente: Lipstick Legends. Quería entrevistar a las personas que habían contribuido al gran despertar de la conciencia de género que se produjo en la década de 1970. El maquillaje y la vestimenta andrógina, la bisexualidad, el reconocimiento de la homosexualidad y así, con la intención de lograr que la aceptación cívica fuera una celebración. Aquí es cuando la idea de la autoedición se volvió muy atractiva y una mejor opción porque vos sos la autoridad en tu propio trabajo. No es necesario recibir el permiso de un editor antes de presentar una obra al público. Internet contribuyó a la formación de la empresa, ya que Rick Hunt y yo nos conocimos por ese medio y nos hicimos buenos amigos. Su arte aparece en varios libros que publicamos.
Whamco Publishing distribuye Lipstick Legends, POP.SEX, Backstage Passes, Fancy Footwork, Cat’Astrophe, Gaucho Visions ART de Rick Hunt parte 1 y Gaucho Visions ART de Rick Hunt parte 2. Whamco también produce audiolibros de Lipstick Legends y Backstage Passes. Las publicaciones a futuro incluyen Back to Bowix, Rick Hunt Fires Bowie Lyrics with Art (2021).

Angie Bowie «Crying In The Dark» (1985/2001)

¿Por qué creés que tu música no ha tenido el impacto que se merece?

No creo que sea así. La gente puede escuchar el mensaje en mi música y cuando sea el momento adecuado hará una explosión creativa de felicidad y emoción, que son el resultado de entregar poesía y música para cautivar e intrigar al público.

Me gustaría conocer más sobre la sesión de fotos que hiciste con Steven Arnold. ¿Cómo fue trabajar con él?

Robert Musselman fue mi entrenador y socio en varios espectáculos en Los Ángeles. Steven y sus amigos vinieron a los shows, nos invitaron a unas fiestas en su estudio y luego nos ofrecieron una sesión fotográfica a la que asistimos, por supuesto. La pasamos de maravillas mientras Robert y yo bailamos salsa y merengue, ya que a Steven le encantaba que bailáramos mientras él filmaba. Buscamos todos los accesorios y disfraces y trajimos el nuestro, así que hicimos muchos cambios y tuvimos una sesión maravillosa. Desafortunadamente eso fue cerca del final de la vida de Steven, por lo que no pudimos disfrutar más de esa combustión creativa.

Steven Arnold: Angie Bowie and Robert Musselman (1984)

Actuaste en una película de terror de culto llamada Demented. ¿Qué me podés contar de esa experiencia?

Sergio Kardenas es un fotógrafo de Tucson, además de director de cine, y productor musical y de videos, un artista integral. Yo realicé con él seis o siete sesiones de fotografía y disfrutamos de la experiencia. Me dijo que él y su pareja habían escrito una película, me preguntó si me interesaría actuar en ella y dije que sí. Fue maravilloso. Tucson está lleno de talento y Sergio pudo aprovechar las habilidades de actuación de Los Ángeles, Nueva York y otros puntos de interés artístico. El rodaje tuvo lugar en el estudio de Sergio. Me encantó participar.

Hace una década hablamos sobre AidsBeGone. ¿Tuviste otros proyectos artísticos relacionados con el activismo desde entonces? ¿Cuáles son tus mayores preocupaciones hoy en día?

Los álbumes de AidsBeGone son maravillosas colecciones de música donadas generosamente por artistas. Jude Rawlins hizo un trabajo maravilloso en el estudio y estoy muy orgullosa de todos los que donaron su tiempo y canciones al proyecto. Esa fue la última vez que emprendí tal empresa.
32,7 millones de personas han muerto de sida desde el inicio de la epidemia. Tan recientemente como en 2019, en un solo año, 690,000 personas murieron a causa del sida y otras enfermedades relacionadas. 75,7 millones de personas se han infectado con el VIH desde el inicio de la epidemia. Estas cifras son de unaids.org.
El hecho de que se hayan logrado avances en la esperanza de vida de los pacientes con sida es fantástico, pero la idea de no seguir adelante con una vacuna para detener su propagación me desconcierta.

*Fotos por: Shawn Ferjerac, Chuck Daniel Valdez, Rick Gillette, Sergio Kardenas, Terry O’Neill y John Rodgers.

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