
Cada viernes a la medianoche cuando se enciende el micrófono del estudio “Juan Ledesma”, la voz grave de Leonel Conti anuncia con tono austero la llegada de un nuevo episodio de La canción del extraño, el programa cultural que se emite por Radio de Salón (http://radiodesalon.com/). Junto a su compañero Federico Naredo están a cargo de una de las propuestas más interesantes de la radio independiente. No se trata de dos afamados periodistas con amplia trayectoria en el medio sino de un músico y compositor (Conti) y un poeta y bibliotecario (Naredo), una combinación que pone de relieve la cuidada selección musical y el vuelo poético que definen cada episodio. El staff lo completa la productora Yamila Conti, ahora también a cargo de su propia columna sobre temas de actualidad que incitan al debate. La originalidad del proyecto deviene de la idea de los conductores de abandonar los estrictos parámetros periodísticos a favor de concebir el espacio como un laboratorio artístico, donde prevalece la constante mezcla de disciplinas. Para comprobarlo solo basta con escuchar alguno de los especiales en los cuales ahondan en la vida y obra de figuras tan dispares como Lord Byron, Miles Davis, Joe Strummer, Pablo Picasso, Alejandra Pizarnik, Marlon Brando, Astor Piazzolla y Amy Winehouse, entre muchos otros. A su vez, La canción del extraño también dedica gran parte de sus 60 minutos a difundir la obra de artistas emergentes, sobre todo de músicos, artistas visuales y colectivos de poesía que integran la escena under argentina. De hecho, uno de los momentos más recordados de la cruza de lenguajes artísticos ocurrió cuando la joven artista visual Gala Lyon improvisó en vivo una serie de dibujos, a partir de los cuales Conti compuso “Variaciones en FA sostenido menor” y Naredo tomó su inspiración para la escritura de nuevos poemas.
Otro aspecto destacado de La canción del extraño son los recorridos culturales que realizan a través de distintos países, y sobre todo los viajes en el tiempo a décadas pasadas. Es aquí cuando los conductores asumen los roles de los periodistas de antaño Augusto De Tordesillas y Joaquín de Castillejar, corresponsales del diario Tiempo en una botella. Estos programas son contextualizados con diferentes objetos de época que ellos mismos llevan al estudio, cuyas fotografías exhiben después en sus redes sociales.
A lo largo de casi cien programas, Naredo y Conti se han dado el gusto de incluir a su círculo íntimo de amigos como invitados habituales, además de compartir al aire muchas de sus viejas anécdotas grupales. Sin embargo, lo que aún no han podido develar atañe a la verdadera identidad del “extraño”. Mucho se ha especulado al respecto y posiblemente la respuesta constituya un verdadero laberinto tautológico. Después de todo, en la canción “Stranger Song” de Leonard Cohen que inspiró el nombre del programa el crooner canadiense canta “ya te dije cuando vine que era un extraño”.
¿Cómo surge la idea de hacer un programa de música y poesía?
F.N.: Con Leo teníamos el proyecto de lectura de poesía y música, las dos artes que cultivamos. En principio la idea era hacer una revista pero a Leo le pareció más directo un programa de radio. Empezamos a pensar como sería, que tuviera esa estética y esa fuerza que puede tener un concierto de rock, por ejemplo.
Y.C.: Cuando me comentaron el proyecto me gustó mucho, además tener el espacio de la radio ayudó a que se concrete rápido. El programa era inicialmente de poesía y música pero como todo programa y todo proyecto va mutando y terminó abarcando muchísimas cosas más.

¿Quién es el extraño?
Y.C.: El nombre del programa lo decidimos por sorteo y cuando sacamos ese papelito nos gustó muchísimo y pensamos en hacer un personaje. Lo podemos ver en las gráficas. Ahora el extraño está rompiendo la cuarentena y aparece en varios lugares pero no queremos develar quién es.
L.C.: Se trata de jugar un poco con el misterio, y que la gente también pueda tratar de develar quién es ese extraño o esa extraña.
F.N: El eje era Leonard Cohen cuando hicimos el sorteo. Creo que usamos diez títulos de sus canciones porque era el que resumía esa fusión de música y poesía. Siempre fue el artista que tuvimos en mente en cuanto a concepto y sonido. Después, el extraño puede ser muchas personas, no importa el género pero sí algunas características: es noctámbulo, borrachín y amante del arte.
¿Qué es lo que pueden aportar como un espacio radial destinado a la cultura a diferencia de otras propuestas del mismo rubro?
F.N.: Creo que si bien el programa tiene ciertos contenidos típicos de la radio como secciones, entrevistas y el tema de jugar con las cortinas musicales, tratamos de imaginar el estudio como si fuera un lienzo y que cada programa tenga un formato diferente. Buscamos innovar con eso para no aburrirnos y para poder conseguir esa veta creativa. Gracias a eso hicimos programas sobre arte pictórico y fotografía, y hablar de eso en radio es muy complejo.

En su programa muchas veces eligen expresarse a través de opiniones y comentarios autorreferenciales en los que suelen incluir a su círculo íntimo de amigos. ¿Por qué decidieron construir su discurso de esta manera? ¿No creen que esto puede generar que muchos oyentes queden afuera?
Y.C.: A mí me parece que está bueno para los dos lados, para nuestros amigues y para los que no. Por ejemplo, hay muchas anécdotas de ellos con sus amigos que no conozco y me hacen sentir parte. Tienen una particularidad de contar las cosas que hace que la gente entienda de qué se está hablando. Lo digo como parte del afuera; son historias que no conocía, quizá conozco a sus amigos pero creo que los oyentes pueden recrear quiénes son esas personas, esos extraños.
L.C.: En parte lo hacemos para llegar a los oyentes de una forma más amigable. Hablamos de nuestro grupo para que de alguna forma nos podamos sentir más cerca de ellos, y también queremos incluir a nuestros amigos porque están todo el tiempo cerca en nuestro programa, saben de las intimidades, de lo que vamos a hablar y como nos apoyan mucho de alguna forma son parte.
F.N.: Yo creo que es un recurso que si no se usa en exceso está bueno porque le saca solemnidad al programa y siempre hay un staff de gente que va a participar. Se genera una complicidad. No creo que haya alguien que a esta altura no conozca a Johnny, un representante de la bohemia nocturna de Buenos Aires. Por otro lado, al ser el arte la pasión que une como hilo conductor a todo el grupo de amigos, es inevitable que a veces salgan anécdotas porque tenemos casi una por artista. Es muy gracioso y además está muy bueno que el programa también tenga humor que es algo natural de todos los que formamos parte del proyecto.
¿Es posible que con este recurso hayan logrado que el programa se asemeje más a una tertulia con amigos en un bar?
F.N.: Ahora los programas que hacemos en cuarentena tienen un formato de radio en vivo pero cuando estamos en el estudio generalmente elegimos un artista, que es un eje en donde giran el resto de las partes del programa, las secciones, las entrevistas y depende del personaje a veces. Por ejemplo, el que hicimos de Nina Simone fue muy pausado, tranquilo, hubo dibujo en vivo, y el que hicimos de Camarón de la Isla y Paco de Lucía fue un descontrol. Parecía que estábamos en un tablao con vino, comida, anécdotas, y a veces hasta baile. Depende mucho de la energía de cada viernes y del artista que elijamos para homenajear o hacer un acercamiento a su vida y obra.
Una constante que se mantuvo a lo largo de los cien programas es la lectura de poemas. Federico, ¿qué te inspira para elegirlos?
Generalmente me baso primero en cómo fue mi estado de ánimo de esa semana, esa forma de sentirme a qué poeta me llevó. Después trato de elegir poemas que se puedan leer e interpretar, que no sean tan abstractos o de difícil comprensión sino que den pie a una interpretación. En los casos en que Leo lleva la guitarra y toca en vivo es una faceta casi de concierto. Le tiro dos o tres tips, que pueden ser un acorde, una idea o una frase, él improvisa una base en vivo y ahí la lectura toma un vuelo diferente. Es como llevar directamente a la radio el otro proyecto que tenemos de un estudio de música. Es un clásico, creo que de los cien programas al menos un poema por noche hemos leído.
Al ser poeta, ¿qué importancia le das a la oralidad en la poesía y a su difusión a través de la radio? ¿Creés que resulta un medio efectivo?
Sí, creo que es muy efectivo. Nosotros en el programa tratamos de hacer episodios dedicados a poetas más conocidos como Dylan Thomas, Lord Byron, Allen Ginsberg pero también hemos recibido muchas visitas de poetas under, hemos dedicado el programa de una hora pura y exclusivamente a conocer diferentes grupos que se juntan a leer en la noche de Buenos Aires, con algunos vinos en el estudio, y haciendo rondas de lecturas. Por otro lado, también hay una tradición, lo contamos en el especial sobre Dylan Thomas, ya que él mismo trabajó en la radio como guionista. Me parece que es un medio ideal, además se mezcla con otras artes.
Leonel, ¿qué te motiva a elegir la música que suena en el programa? ¿Pensás que está más enfocado en un solo estilo musical?
Trato de elegir música que tenga que ver con lo que se está hablando en ese momento o que el nombre del artista sea similar al tema que se está tratando. No está enfocado en un solo estilo musical pero sí en algunos más que en otros, generalmente está muy presente el blues porque Fede también elige la música, y él viene del blues y del jazz. Son los dos estilos que predominan pero nunca faltan el rock y el punk que tanto me definen.

¿Cuáles son las entrevistas que más recuerdan y por qué?
L.C.: Hubo entrevistas muy diferentes, en su mayoría relacionadas con la música. Recuerdo la que hicimos a Fede Vincent que es un cantante de una banda de grunge porque fue uno de los episodios que más se pareció a una noche de bar, ya que hablamos de rock en su máxima expresión, con cervezas durante toda la noche. Después la que le hicimos a Leo Parra, un músico de blues, que con su guitarra y su canto nos deleitó con grandes clásicos.
Y.C.: Yo recuerdo la que hicimos el año pasado de steampunk, en la cual el entrevistado llevó un montón de cosas para mostrarnos. Además, la que hicimos de fotografía con Lucía, una compañera de la radio, que para mí fue épico. Me gustó mucho hacer radio a partir de las fotografías. También quiero destacar que me encanta el clima que se genera. Casi todos los entrevistados y entrevistadas se quedaron siempre después de hora hablando con nosotros, con algunos incluso bajamos a tomar algo y así se generó una amistad. Eso la verdad que no lo vi en ningún programa.
¿Cuáles creen que son los mayores cambios producidos en el programa desde que comenzaron hasta ahora?
F.N.: Creo que básicamente se dieron en un aspecto que tiene que ver con el formato del programa. Al principio teníamos un guion muy definido en cuanto a lo que íbamos a contar, separados por tiempos (franjas y períodos de minutos) y después nos dimos cuenta que para lograr un espíritu todavía más noctámbulo nos sentíamos más cómodos con un guion abierto. Cada uno empezó a llevar la información, lecturas o lo que quisiera, fragmentos de música, incluso audios pero nos dejábamos llevar por la energía del programa y al menos en ese aspecto estamos mucho más cómodos ahora. Además de la experiencia que adquirimos en el camino porque ninguno de los dos había hecho radio, y tenemos a Yami en la producción que tiene mucha experiencia y nos va marcando cada detalle y Lucas en la operación que también está atento. El programa por un lado está en evolución permanente y por el otro hay algo del espíritu de cada episodio que siempre se impregna. Nos gusta ser un espacio donde se pueda hablar una hora de Kirk Douglas con un gran invitado cinéfilo, al otro viernes una hora sobre flamenco y al otro sobre Queen o una banda punk que nos guste. La libertad es clave a la hora de pensar cada programa.
L.C.: Con respecto a la actualidad se generaron nuevas secciones y propuestas en el formato en cuarentena que quizás para un futuro cuando volvamos al estudio las podamos incluir.

¿Cómo será el programa número cien y cuáles son los especiales que tienen pensados para el resto del año?
L.C.: Sinceramente no hemos charlado sobre cómo va a ser el programa cien pero vamos a tratar de que sea diferente a lo que venimos haciendo este año, ya que solamente hemos podido hacer dos en el estudio y el resto fueron todos desde casa. Pero como ya adquirió el “formato cuarentena”, vamos a tratar de que participen un poco más los oyentes mediante mensajes que nos envíen y que puedan ellos elegir la música o gran parte de la música que va a sonar. Han quedado muchos especiales pendientes del año pasado, por ejemplo el de Philip Glass. Después queríamos hacer un especial sobre Stallone, con invitados amigos y uno sobre música electrónica como para ir expandiendo los estilos musicales que tratamos.
F.N.: Por mi parte, nos tocó hacer el programa número cien en una situación histórica muy particular. Quizá se da una vez por siglo y nos tocó vivirlo en este momento. Sumado a lo que dijo Leo, esos programas que tenemos en la agenda para el futuro me estimulan porque despiertan diferentes partes de mi personalidad. El lado nerd con un especial sobre Rocky, la parte de la música electrónica que quizá no es un género que en particular me interese demasiado pero la libertad del programa me permite bucear por ejemplo en la obra de Stockhausen o en la vanguardia de la música clásica que trajo elementos electrónicos. Por supuesto también me gustaría incluir más poetas, sobre todo de entreguerras; me interesa mucho de Alemania de los años 20. La cantidad de temas que tenemos es infinita, a veces nos cuesta elegir uno pero prometemos nuevas y alocadas experiencias.