
¿Cuándo surge un artista? La idea de que todo el mundo puede ser un artista fue tomando fuerza durante la segunda mitad del siglo XX. En diferente grado somos responsables de nuestros destinos aunque alguna vez alguien debería preguntarse que pasa con esos fantasmas de artistas, aquellos talentos que tomaron un pincel, un instrumento o un cuaderno pero fueron lo suficientemente críticos o desinteresados con su propia obra para abandonarla antes de tiempo. Diferente es el caso del cantante, bajista y guitarrista Leo Conti ya que la pregunta no admite otra respuesta: un artista se construye con el tiempo. Su historia es la misma que la de una gran cantidad de músicos independientes surgidos en el siglo XXI. En una época en que el rock dejó de interesar a los grandes medios, la mejor opción que encontró este músico fue la de trazar su propio camino de forma autogestiva. A diferencia de aquellos artistas cuyas carreras se fueron trucando en el camino, Leo Conti mantuvo la constancia. Sus veinte años de trayectoria tocando en vivo en diversas bandas tuvieron finalmente su recompensa con el lanzamiento en marzo de su primer álbum solista Llega para Bailar. Escucharlo, no solo es un resumen de los puntos más altos de su carrera, es también un repaso por algunos de los géneros y estilos más interesantes que surgieron durante el desarrollo y auge de la música rock (1955 – 2005): rockabilly, country, folk rock, punk y rock alternativo. Este álbum marca un nuevo comienzo en la obra de Conti, ya que luego de tocar el bajo en bandas como ARGOM, Tramoya Poética y ahora en Caótica, asume una nueva faceta y se presenta como un audaz solista en una obra que escapa a las etiquetas fáciles. Un álbum que demuestra que cuando se recorre un camino de forma tenaz y se espera que el esfuerzo obtenga sus frutos, finalmente llega la hora de bailar.
¿Cuáles son tus influencias?
Es una pregunta bastante amplia. Hay algunas principales que se mantienen durante el tiempo y otras que se van agregando. Pero como bajista, tengo mis ídolos que pueden ir de Victor Wooten a Jaco Pastorius y Marcus Miller. También lo pondría a Tommy Shannon, que participó con Stevie Ray Vaughan. A nivel más amplio de lo que es la música, te puedo decir que tomé cosas del mismo Stevie Ray Vaughan, Billy Idol, Ramones, Amy Winehouse. Después hay estilos musicales. El punk y el blues fueron de las principales influencias y me fui dejando llevar por otros estilos como el grunge, el reggae, y el jazz.
¿Cómo fue tu educación musical y cómo fue esa transición de pasar de tocar el bajo y la guitarra en diversas bandas a lanzarte como solista?
Mi primer acercamiento a la música fue con una guitarra criolla que había en casa, que era de mi hermana. Luego empecé a tocar el bajo porque se había formado una banda en el colegio, en la secundaria, y faltaba bajista. Me tentaron para agarrar ese instrumento y realmente me gustó. Estuve dos años y medio con un profesor. Y para venir más cerca en el tiempo estuve un año con clases de lectura musical con un profe que me enseñó a leer y escribir música, y eso me abrió muchísimo el panorama. Interiorizarme en la armonía y composición era algo que necesitaba mucho, no solo para el bajo sino también para componer en términos más generales. Para mi disco solista me puedo definir como cantautor pero no es lo que más siento. Tampoco como guitarrista, si bien toqué la guitarra en algunas bandas y lo hice en mi disco, me defino más como bajista. Es el instrumento con el que mejor me siento y el que más utilicé a lo largo de todos estos años.
¿Hubo algún momento en particular en que la música dejó de ser un hobby y en el que consideraste que estabas produciendo arte?
Hubo un momento, pero antes quiero citar a mi padre. Mi viejo me dijo una frase que hoy en día no me la olvido, habrá sido en 2001 o 2002. Me vio tocando un tema con la guitarra y me dijo: “¿Vos sabías que lo que estás haciendo es arte?”. Eso me abrió un poco la cabeza. No me consideraba artista en ese momento, no me consideré por un largo tiempo a pesar de que había tenido algunas bandas y eso cambió cuando empecé con la época de Tramoya Poética. Me di cuenta que la cosa iba en serio. Empezamos a ponernos metas, objetivos y a tener ganas de crecer musicalmente como banda. Ese fue el momento de transición que vi que ser artista iba en serio.

¿Qué es lo que más destacas de tu tiempo con Tramoya Poética?
La perseverancia. Con Loli empezamos Tramoya Poética porque se disolvió ARGOM que era la banda que teníamos antes y ella cuando vio que se estaban yendo todos los integrantes me dijo “Leo, no me dejes”. Seguimos adelante frente a la adversidad. Si una cantante no iba con la banda o se iba, buscábamos otra, si un baterista no encajaba, buscábamos otro. Y así hasta el final que fue cuando Huevo, que era parte del trío, decidió hacerse camino. Destaco la fuerza de perseverar y no caer ante los malos momentos.
Cuando empezaste a hacer música, el rock dominaba los grandes medios pero una década más tarde esto empezó a cambiar. ¿Cómo se puede seguir siendo atrayente en una época en que los medios le dan la espalda al rock y en la que el rock ya no produce nuevos estilos y movimientos?
Con las personas que me rodeé a la hora de tocar siempre estuvo presente el rock. Y cuando todas esas personas que quieren lo mismo y escuchan lo mismo se juntan a tocar se produce una fuerza increíble. En cuanto el rock fue dejado por los medios, adoptamos una actitud de rebeldía al seguir tocando. Y vemos una respuesta increíble del público que nos escucha, y nos viene a ver porque también quieren lo mismo que nosotros, que el rock no se muera. Mi banda actual Caótica también va contra las reglas, ya que hacemos un estilo de música que no es comercial o que no está presente en los medios.
Me hablaste de Caótica como una banda con una propuesta estética opuesta a los que nos ofrece el mainstream pero así y todo se convirtió en tu proyecto más exitoso hasta el momento, gracias a la difusión que les dio el sello Pop Art. Me gustaría que me cuentes un poco más sobre esta banda que está teniendo bastante repercusión en las plataformas digitales.
El proyecto viene desde 2015, 2016 allí es cuando empezamos a juntarnos con Paula Quiroga (la cantante) a ensayar y ese mismo año entramos a grabar el disco, que salió a la luz en 2018. El sello es Geiser, que es de Pop Art. Y gracias a este sello se pudo difundir el disco y también el videoclip del tema Voy a Tu Casa. El año pasado fue exitoso a nivel de presentaciones en vivo, tocamos diez u once veces si no me equivoco. Tuvimos una muy buena respuesta de la gente. Un poco se debe a la buena difusión y al no haber parado de tocar. Las influencias principales de Pau, que es la cantante, vienen de Bikini Kill, Courtney Love, The Distillers con Brody, Joan Jett. Nos abrió mucho las puertas toda la movida de rock de chicas. Hubo muchas fechas gracias a la movida del feminismo. El riot grrrl, grunge, rock alternativo, punk y post punk es la mezcla que hay en la banda.
En octubre de 2012 fuiste uno de los músicos invitados a compartir escenario en el mítico concierto que dio el músico experimental David Rat en Buenos Aires. ¿Cómo fue tu experiencia en ese concierto?
Muy divertida. Lo conocíamos hace muy poco, con un amigo le hicimos una entrevista y después surgió la idea de tocar. Digo que fue divertida porque se juntaron varios músicos que él conocía acá en Buenos Aires y nos dio las directivas de como iba a ser el show unos minutos antes de salir al escenario. Y David desde la batería y también desde el micrófono iba dirigiendo lo que teníamos que hacer. Habrá durado unos 20 o 25 minutos, fue un tema largo, al estilo David Rat. Así que fue tocar con un montón de músicos que no conocía. Estaba Loli, sí, que era la única que conocía pero no había tocado con los otros chicos. Fue muy novedoso. Aparte un estilo de música que no había tocado y había escuchado poco.
Al hablarme de tus influencias me mencionaste estilos muy diferentes. Esto se ve reflejado en tu disco solista, en el cual aparecen mezclados pero no siempre integrados varios estilos distintos. ¿Cómo lo definirías?
Es una gran pregunta. Cuando te hacen llenar los formularios y tengo que poner un estilo pongo «rock». Lo dejaría como rock o rock and roll, si bien no es el rock and roll tradicional tiene la intención de no salirse de ahí, y puede transitar por un rockabilly, por un tema más pop/rock, por alguna balada, country, folk pero no pierde la estética rockera. Quizá no estén integrados esos estilos en un mismo tema pero a lo largo del disco vas encontrando diferentes colores. Sí lo definiría como el género canción. Los temas son canciones, básicamente tradicionales, salvo el último que son melodías de bajo con violín nada más.
Por su parte, las letras van en concordancia con el estilo musical que interpretás. ¿Cómo lograste esta unión y en qué te inspiraste para escribirlas?
Es un poco raro el tema de las letras porque el disco se forma tomando temas de diferentes épocas, hay algunos de 2011, 2014, 2017 que tenía hechos y a los que les fui dando forma. Entonces, las letras están basadas en diferentes puntos de mi vida. No las modifiqué porqué sentí que en el momento de grabar el disco que fue el año pasado aún tenían vigencia.
¿Por qué decidiste que los dos primeros cortes del disco sean Norteamericano y el cover The Gambler de Phil Shoenfelt?
Norteamericano fue elegido como primer corte difusión porque en la letra está la frase que da nombre al disco que es “llega para bailar” y además también porque el álbum lleva como portada una imagen que está ligada al rockabilly de esa canción. Y una tercera razón sería porque me pareció un tema que puede hacer que la gente quiera bailar. Es un tema que tiene ese power. Yo como músico trato de aprender mucho de otros músicos, tanto escuchándolos como zapando con ellos. También trato de sacar cosas de mis amigos, y en este caso mi amigo Fernando me dio la idea de hacer un tema rockabilly. Hacía muy poquito que habíamos visto en vivo a Slim Jim Phantom y hasta me dio el título del tema pero bueno, había que escribirlo y hacerle la música. Es como cuando tenés la hoja en blanco y no sabés que hacer pero te trazan una línea y eso ya te abre un panorama increíble. Me gustó mucho hacerlo.
The Gambler lo elegí al ser un tema que es diferente al estilo de Norteamericano. Es una balada de rock, bastante oscura para que se vea lo que hay en contraste en el disco, que no es solamente un mismo estilo sino que se van a poder encontrar diferentes estilos dentro del mismo album. The Gambler es un tema que tenía ganas de versionar desde 2011 y por una cosa por otra nunca lo había hecho. Me gustó como sonaba, de forma acústica, con la guitarra y con la voz, por eso tuve la decisión de grabarlo sin batería y sin bajo y para hacer una versión propia le agregué el violín en una de las partes reemplazando la melodía del estribillo y le agregué un coro femenino que es el de Loli Tineo. El color de su voz le da un poco más de brillo a un tema oscuro.

En época de aislamiento la escena de la música independiente se encuentra entre las más afectadas, ya que muchos dependen de los conciertos más que de la venta de un disco. ¿Cómo hace un músico independiente para sobrevivir?
Es difícil porque no está esa posibilidad de subirse a un escenario. Podés promocionar un disco o un single, que la gente lo escuche y tener ingresos de esa manera o está la posibilidad de crear música, si tenés las herramientas necesarias podés hacerlo en tu casa. Podés grabarte y mandar tu música a un estudio que esté laburando en esta época. Es difícil porque lleva tiempo y no va a haber recompensa a corto plazo. Para la gente que vive de la música, los músicos conocidos, siempre van a ganar porque están sus discos en movimiento, todo el tiempo. Además veo que hacen conciertos a distancia. No sé muy bien como fue lo del Quilmes Rock pero sé que se hizo y muchos músicos se han grabado en sus casas. Eso lo estoy haciendo, obviamente salvando todas las distancias, y sin intención de vender nada. Pero lo que me afecta mucho de esta época de aislamiento son los músicos callejeros. Si su trabajo estaba en la calle, en salir día a día a las plazas, a las esquinas, a los parques, a los medios de transporte a brindar su música para ganar algunos mangos, me pregunto cómo lo están haciendo ahora. Seguramente van a tener que empezar algún otro tipo de laburo. Se pueden dar clases por internet del instrumento que toques, pero a nivel sentimental y emocional es muy difícil que nos nieguen la posibilidad de subir a un escenario, eso también afecta al humor, al estado de ánimo. Uno extraña mucho algo que hacía constantemente. Ni hablar de ir a ensayar. Es una época que hay que rebuscársela de esa manera pero lo importante es que podemos estar en contacto con la música todavía.